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lomioestuyo, yo no

la soledad

Es posible que hagamos mayor daño a las personas que más nos quieren por el
mero hecho de que creemos que nos lo perdonarán todo. Que siempre estarán
ahí. Que nos entenderán. Hasta que, de repente, un día, deja de haber
alguien al otro lado. De repente, un vacío. Nos encontramos con un marido
que nos aburre y que ni folla ni deja follar, unos hijos que van por su
cuenta y unas amistades que bastante tienen con lo que tienen. Sembramos, y
recogemos lo sembrado. De nada sirve llorar.
Eso no regará las plantas.

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