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lomioestuyo, yo no

Tiendas de Sexo

Tiendas de Sexo En las tiendas del sexo todos los objetos son redundantes: cueros, revistas, plásticos y metales repiten una constante de violencia de la que sólo se salvan los preservativos. La tienda del sexo expone en sus paneles la provocación impertinente, el gesto enfermo, la lengua inhumana. Nada en sus vitrinas invita al amor, sino a la lucha. Sobreabunda la variedad de lo mismo, y lo hermoso es concepto que un día tuvo contenido cualitativo y que aquí sólo se mide por el tamaño.

Los empresarios del ramo no han caído en la rentabilidad social y económica de juntar seres que se buscan y darles despues aquello que les relaje. Las tiendas del sexo podrían ofrecer toda la técnica al servicio de los que se buscan: alquiler de camas de agua que borren el resto del mundo; bañeras circulares cuyos contornos encierren la felicidad; burbujas ascendentes para ayudar el impulso de la sangre. Y auriculares que refinen la percepción del bisbiseo junto al oido, que adornen el susurro de los labios, que permitan musitar los jadeos y conviertan los latidos en un murmullo.

Pero los empresarios no se han preocupado de la comunicación del sexo, sino sólo del sexo comunicado. Ignoran que la gente no desea una sustitución, sino un solamente un estímulo.

No habrá quien se resista a su negocio si nos abocan a la ternura.

Una foto y un texto sacado de los cajones del recuerdo. la foto es mía pero las palabras son de un artículo de Alex Grijelmo en el País, sería el año 1992

1 comentario

ramón -

¡Cómo me gustaría estar contigo en el desmonte!
Del otro Gran Vía conservo un librito delicioso (Las monjas también somos seres humanos)que jamás leí (siempre hay otras prioridades).
Es posible que vuelva a celebrar mi cumple en tu pueblo, si la vida sonríe y me lo permite la filiación-conyuguez que me atenaza (es una exageración, es perfectamente llevable).
Mientras tanto, no te canses mucho, broder, y sigues bo!